Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales en un tapiz https://rishigpjf041966.bluxeblog.com/70691903/la-historia-completa-del-cabezazo-de-zidane-a-materazzi